SANTO DOMINGO. El periodista, escritor y revolucionario Orlando Martínez fue asesinado un día como hoy por sicarios militares de Balaguer en la calle José Contreras, en la Zona Universitaria.

Se le recuerda la historia sobre su valiente y responsable ejercicio del periodismo con su columna Microscopio, una de las cuales provocó su muerte al dirigirse en términos muy enérgicos al ex presidente Joaquín Balaguer.

Orlando, mártir de la prensa y en cuya memoria el Colegio Dominicano de Periodistas, CDP, instaló un muy merecido busto, es marco de referencia para un periodismo enemigo del silencio que denuncie con pelos y señales los males que golpean y atrasan la la sociedad dominicana.

La provincia de San Juan de la Maguana cuenta con un museo dedicado a la memoria de Orlando, quien nunca calló sus verdades por los abusos de poder, deportaciones, persecuciones políticas, asesinatos políticos, desapariciones y otras acciones autoritarias en los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer.

Orlando, orgullo de Las Matas de Farfán, se la jugó combatiendo las multinacionales y la destrucción de las riquezas nacionales.

Luchó para que se elevara las condiciones de vida del pueblo dominicano.  Por una mejor y más equitativa distribución de las riquezas.

Orlando Martínez expresó todo lo que pensó sobre la politización de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional y los organismos de seguridad del Estado en los gobiernos balagueristas.

El asesinado periodista batalló por el incremento de las inversiones del Estado y el capital privado dominicano en la salud, educación, energía, reforestación y aéreas productivas.  Orlando luchó por los hombres del campo.

Enfrentó las frecuentes ocupaciones militares y policiales en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD.

Orlando Martínez revolucionó el ejercicio periodístico en República Dominicana.  Fue revolucionario e innovador con sus ideas. Ni vendió ni hipotecó sus ideas.

Orlando es un ejemplo de periodista ético y demostró que no le tenía miedo a los verdugos que planificaron y ejecutaron su trama maldita y azarosa para la historia del periodismo dominicano.

No se dieron cuenta los criminales que le quitaron la vida a Orlando que abonaron el ejercicio profesional combativo en una sociedad que moralmente se cae pedazos.

Cuarenta años después falta llevar a las cárceles a los autores intelectuales del crimen de Orlando para que no se burlen de la sociedad dominicana y el mundo.