NUEVA YORK.- Después de pararse ante la clase dirigente estadounidense, el papa Francisco subió hoy la apuesta al dirigirse a los líderes de la comunidad internacional desde la Asamblea General de las Naciones Unidas, en otro discurso provocador de la gira papal a Cuba y Estados Unidos.
Poco antes de las 10 (11 en la Argentina), el Papa comenzó su discurso en español, que se extendió por algo más de 40 minutos y en el que abordó temas que dividen y preocupan al mundo en la actualidad, como las reglas de los organismos financieros internacionales, el narcotráfico, el cambio climático y las armas nucleares.
Los organismos financieros han de velar por la no sumisión asfixiante de los países a sistemas crediticios que someten a los poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia”
Después de hablar sobre el avance tecnológico y de elogiar la labor de las Naciones Unidas, el Papa pidió atender la “necesidad de una mayor equidad” que “vale especialmente para los cuerpos con efectiva capacidad ejecutiva, como es el caso del Consejo de Seguridad, los organismos financieros y los grupos o mecanismos especialmente creados para afrontar las crisis económicas”. “Esto ayuda a limitar todo tipo de abuso o usura sobre todo con los países en vías de desarrollo”, mencionó.
“Los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que lejos de promover el progreso someten a los poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia”, dijo en uno de sus contundentes mensajes.
En ese mensaje, además, avaló los pedidos para acabar con el privilegio del que gozan los cinco miembros permanentes de su Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Rusia, Francia y el Reino Unido).
El Papa también dio fuertes definiciones sobre el concepto de poder. “La justicia es un requisito indispensable para obtener el ideal de la fraternidad universal. La limitación del poder es una idea implícita en el concepto de Derecho, dar a cada uno lo suyo, siguiendo la definición clásica de justicia”, explicó, ante un auditorio atento, que lo interrumpía con sus aplausos.
“Dar a cada uno lo suyo significa que ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y los derechos de otras personas singulares”, completó.
El papa criticó lo que denominó “falsos derechos”, contrarios a la ideal limitación del poder que resultaría de la “distribución fáctica del poder (…) entre una pluralidad de sujetos”.
El pontífice de 78 años también dedicó un fragmento de su discurso a su causa a favor del medio ambiente, un interés que dejó plasmado en su encíclica Laudato si.
En ese sentido, afirmó que “para todas las creencias religiosas el ambiente es un bien fundamental” y señaló que “el abuso y destrucción del ambiente van acompañados por un imparable proceso de exclusión” económica y social.
“Un afán egoísta de poder y de bienestar material lleva tanto a abusar de los recursos como de excluir a los débiles”, reforzó Francisco.
Alertó contra las consecuencias del abuso de los recursos materiales disponibles, como la exclusión de “los débiles y con menos habilidades” y aseguró: “La exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente”.
A juicio del pontífice, los pobres sufren por la exclusión por un triple motivo: “Son descartados por la sociedad, son obligados a vivir de descarte y deben injustamente sufrir las consecuencias de los abusos del ambiente”.
Por eso, el Papa instó a los gobiernos del mundo a garantizar a su sociedad “el acceso efectivo, práctico e inmediato (…) a una vivienda propia, un trabajo digno y una alimentación adecuada y agua potable, libertad religiosa, y libertad de espiritual y educación”.
El Papa confió en que la próxima Conferencia de París sobre Cambio Climático “logre acuerdos fundamentales y eficaces”, pero también reclamó “pasos concretos y medidas inmediatas, para preservar y mejorar el ambiente natural y vencer cuanto antes el fenómeno de la exclusión social y económica”.
“La crisis ecológica junto con la destrucción de buena parte de la biodiversidad puede poner en peligro la existencia misma de la especie humana. Las nefastas consecuencias de un irresponsable desgobierno de la economía mundial, guiado solo por la ambición del lucro y el poder debe ser un llamado a una severa reflexión sobre el hombre”, expresó.
Además, el Papa advirtió que “la guerra es la negación de todos los derechos y una dramática agresión al ambiente”. “Si se quiere un verdadero desarrollo humano integral se debe continuar incansablemente en evitar la guerra entre las naciones y los pueblos”, dijo.
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